Ya!

Como todas las otras veces, el primer párrafo va a salir prácticamente solo. Hoy voy a intentar continuar y hacer de esto un texto. No sólo frases sueltas, ni crónicas, ni noticias, ni humor, ni pensamientos sin sentidos, ni opiniones intrascendentes, ni reflexiones absurdas, ni ideologías, ni propagandas, ni fantasías, ni comentarios, ni historias. ¿Entonces qué? Nada. Absolutamente nada voy a escribir.

Pero como nadie puede afirmar conocer la nada, o haber estado en ella…Yo puedo autoproclamarme ser la primera persona en habitar ese lugar y haber extraído información sumamente valiosa.

Estar allí fue alucinante; como volar entre las nubes, o caminar sobre un maremoto. También le puedo comparar con la sensación de hundir los pies en lava tibia. Placentero. Fortificante. Excitante.

La nada me contó algunos secretos de usted. ¡No se imagina cuáles! Me pidió que le prometa el silencio. Pero crucé los dedos, apenas se distrajo un rato. Después de enterarme de todo, ya puedo tutearte. La tuteada, te debo confesar, te queda ya algo grande, según todas las cosas que me dijo de vos. Pero no existe, creo, un pronombre con menos jerarquía. Raro que los grandes discriminatorios de la historia no hayan creado uno. Generalmente son intelectuales con aires, o mejor dicho vientos de superioridad. En fin, con decirte "ey vos" ya estoy satisfecha. Pero antes: ¡felicitame! Ya pasé el primer párrafo y puedo decir que ocupo un lugar en la gran red, colaborando una vez más con los capos estudiosos del mercado, filósofos contemporáneos, historiadores open mind y antropólogos que estudian el comportamiento de las personas dentro de esta fase. ¿Y cómo lo estudian? De muchas maneras. No sé. Sólo sé que en este lugar nada es lo que parece (la nada no es así definitivamente) y nadie es quien dice ser, o como dice su perfil. En otras palabras: todo es mentira, ya lo sabíamos: ya seee.

Nuestra historia podrá ser cualquier cosa en un futuro próximo, por lo que me animo cada vez más a escribir de la nada, desde allí, sin preocuparme de lo que digo, ni hacerme responsable de alguna información. Así como supuestamente los fenicios se animaron a adaptar jeroglíficos y crear el actual alfabeto con el único fin de simplificar su mercado e industria, yo hoy, me animo a escribir lo que dispara mi cabeza, con el objetivo de cargar este espacio para matar un tiempo, que tal vez ya esté muerto.

Ey vos, adelante. Pasá nomás. Me voy a venir.

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